Cuando un tejido se daña, tarda normalmente en cicatrizar 57 días, que es lo que los fibroblastos de nuestro organismo, que son las células de reparación de él, tardan en reparar.  Pero con un láser de baja potencia, la cicatrización se logra realizar en 10 días.  Además, el láser produce un efecto sedante, esteriliza la zona afectada, lo que hace que las heridas duelan menos y tengan menor chance de infectarse.

Cuando se opera cualquier órgano del cuerpo, también se aconseja el uso de un láser de este tipo, porque hace que el paciente se recupere muy pronto.

Si se tiene una herida de difícil cicatrización (caso de diabéticos), un láser, acompañado de un agente oxidante como lo es el ozono, produce la pronta recuperación de este tipo de problemas.